Baradero, entre el abandono y la esperanza

Juan Ramos no es un improvisado ni un oportunista de ocasión. Viene de las venas del pueblo de Baradero, de la raíz misma de su historia. No trae discursos enlatados ni promesas vacías: trae sentido común, coherencia y militancia peronista. Es sangre nueva que se pone sobre los hombros cuatro siglos de luchas, de trabajo, de sacrificio y de dignidad popular. Es la voz de los barrios olvidados, de las localidades aisladas, de los pibes sin empleo, de los vecinos que reclaman seguridad y de las familias que ya no quieren vivir entre la basura.

Juan Ramos representa el deseo profundo y la esperanza concreta de un pueblo que se cansó de esperar. No viene a administrar la miseria, viene a devolver la dignidad. Porque Baradero no necesita gerentes de escritorio: necesita un militante que sepa escuchar, que sepa caminar la calle y que sepa transformar la bronca en proyecto. Con Ramos empieza otra etapa: la del pueblo gobernando con el pueblo. Una etapa donde Baradero deje de ser la postal del abandono para volver a ser lo que nunca debió perder: una tierra de trabajo, de justicia social y de orgullo peronista.

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