Hay que acordar con el FMI pero ¿cómo?, por Guillermo Moreno
El economista y ex funcionario peronista (durante los mandatos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner) analizó la posibilidad de un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. Oportunamente en "Llegó el Fondo y el Saldo de la Balanza Comercial toca fondo", se caracterizaban los objetivos de los negociadores: "alcanzar un Acuerdo de Facilidades Extendidas (AFE), que busca obtener tres años de gracia y 14 cuotas semestrales, iguales y consecutivas, durante los 7 años restantes hasta agotar el saldo deudor".
Un AFE según la visión del Fondo Monetario Internacional ( FMI), implica el reconocimiento mutuo de la necesidad de "reformas estructurales", pues la economía en cuestión no se encuentra en aptitud de afrontar las erogaciones que se devengarán a partir de la refinanciación.
Es por ello que, para el caso argentino, a la institución le resulta imprescindible:
- disminuir contundentemente el Déficit Fiscal Total (DFT) intentando plasmar las reformas de rigor, y
- garantizar la generación de un superávit de Balanza Comercial (BC), de magnitud tal que permita la obtención de los dólares suficientes para saldar las acreencias comprometidas.
Ahora, también es cierto que el cumplimiento del segundo punto, para el FMI, es más relevante ya que una vez cumplido, si no va acompañado del primero, los problemas son solamente domésticos, ya que:
- o producto de la monetización del DFT se espiraliza la tasa de inflación y, en el límite ante la caída de la Demanda de Dinero, arribamos a una hiperinflación,
- o dado el equilibrio de la Cuenta Corriente (CC) de la Balanza de Pagos (producto de que el Saldo Positivo de la BC compensa el negativo del resto de sus componentes), el sector privado al financiar el DFT no solo disminuye su participación relativa, sino que ve impedida cualquier posibilidad de crecimiento a partir de una Inversión Total superior a la necesaria para compensar las amortizaciones del período.
En este marco, y dadas las implicancias de las decisiones a tomar para el conjunto de la sociedad, e incluso para la gobernabilidad del sistema, es que desde distintos posicionamientos ideológico-políticos se han comenzado a esbozar alternativas para acometer el proceso negociador, que se pueden agrupar en:
- no pagar, lisa y llanamente,
- cumplir "in toto" las pretensiones del FMI,
- instrumentar las condicionalidades del "Fondo", pero negociándolas en el margen, y
- oblar, pero respetando los intereses nacionales y populares.
De las 4, tres distan de ser, siquiera: ¡buenas!
La primera opción, repudiar la deuda y al acreedor, supone que:
- se acumularán divisas, bajo una perimida visión mercantilista del "hecho económico", y
- se conseguirá "la independencia" de la política económica (al no estar sujeta a ninguna condicionalidad) y, financiará, vía "impuesto inflacionario", el DFT.
Naturalmente, cierta ingenuidad política (o simplemente un relato para "fijar posición" al margen de la capacidad operativa del discurso) y "primarios" análisis económicos impiden ver la real consecuencia que acarrearía este accionar.
Las repercusiones geopolíticas serían al extremo perniciosas, abarcan todos los niveles de actuación internacional y se proyectan no sólo sobre el sector público sino, y quizás con mucho mayor impacto, sobre el privado.
A su vez, la presunta libertad para emitir circulante, se enfrenta al costo de la hiperinflación cuando la tenencia transaccional de dinero tienda a cero.
La segunda "viñeta" nos describe aquellos, "aceptadores seriales" del "manual del fondo", que pretenden ver en "esa" un principio de racionalidad económica a partir de:
- equilibrar el sector público mediante la baja en el gasto,
- saldar el sector externo por disminución de importaciones, y
- generar incentivos (devaluación, quita de retenciones, etcétera) hacia las actividades que consideran competitivas y que un hipotético "shock" de confianza produzca un cambio drástico en las expectativas que conlleve al aumento de la inversión, tanto de la extranjera directa como de la interna.
El costo fenomenal de estas políticas recesivas recae sobre los sectores de ingresos fijos: trabajadores formales e informales, profesionales independientes, jubilados, pensionados y beneficiarios de asignaciones de todo tipo.
Finalmente, en la tercera viñeta, se ubican (parecería ser la posición del "equipo económico" del actual oficialismo) los que pretenden pagar "suavizando" el ajuste.
No se trata de un rechazo a las concepciones de base que sustenta técnicamente el FMI, sino simplemente hacerlas más "llevaderas" para la coalición gobernante.
Para ello, el "ajuste" impactaría en el nivel de Gasto Público pero intentando preservar un quantum mínimo de Inversión. Las flexibilizaciones del mercado de trabajo y de las jubilaciones estarían sujetas a la "oportunidad, mérito y conveniencia" del conflicto social.
Por lo tanto, como rezan los dichos populares: "al no ser ni chicha ni limonada", "su final está cantado".
En este caso la cuarta es ("la vencida"): ¡la correcta!
A propósito, como se expresara en "Un Modelo"- Parte II- : "el Superávit Fiscal Primario (imprescindible para honrar los compromisos), es impensable lograrlo (en la coyuntura socioeconómica) con un significativo ajuste de los gastos públicos, la "única posible solución" se halla en la mejora de los ingresos del Tesoro Nacional (TN)".
Para conseguirlo, aquellas Rentas Extraordinarias o beneficios redundantes, generados en el mercado, independientemente del trabajo humano, obtenidos a partir de ejercer la exclusividad de explotación de algún recurso natural y que se encuentran en el precio de los alimentos son “el objeto adecuado de captación”,elevando al máximo (dentro de lo que permita la legislación vigente y los precios relativos), los Derechos de Exportación (DE).
Ello ciertamente menguará los Ingresos del Productor, por lo cual se le debe compensar con una equivalente retracción de sus Costos Totales (CT).
Si disminuyera significativamente el precio de los arrendamientos en la “zona núcleo” de la Pampa Húmeda (a partir de una ley que los regule), los CT7 resultantes permitirán, al organizador de la producción, recuperar la rentabilidad preexistente a los DE.
Esta especie de “Ahorro Forzoso” sobre los “terratenientes” (personas humanas o jurídicas), no solo facilitará un importante incremento en la recaudación de la hacienda pública sino que, por añadidura habilitará una mejora sustancial del poder adquisitivo (al aminorar los precios de los alimentos básicos) de los “ingresos populares”.
La dinamización del mercado interno resultante posibilitará: adecuados incentivos a la rentabilidad empresaria (a mayores unidades producidas y vendidas, decrece la incidencia de los Costos Fijos), incrementos en el nivel de actividad, aumento de la masa salarial (por mitigación de la desocupación) y mejoras en los ingresos fiscales.
Un Tipo de Cambio Competitivo y una “sana” Administración del Comercio Exterior, entre otras medidas, facilitarán que el estricto cumplimiento de las obligaciones financieras contraídas, con el Sector Privado Extranjero y los Organismos Multilaterales de Crédito, recaigan en “las personas” que (por el ingreso que reciben por su stock de capital) presentan capacidad contributiva.
A su vez, por ese “aporte solidario” se harán beneficiarias de un “Bono Compensador del TN” a largo plazo.
En síntesis: “la consistencia técnica fortalece la propuesta y no da lugar a condicionalidades exógenas”.
Una correcta negociación con el FMI fungirá como prerrequisito ordenador de las bases que permitan, de una vez y para siempre, instaurar en la Patria un Modelo de Desarrollo Económico Permanente y Sustentable (MoDEPyS) con orientación a la producción.
Fuentes del artículo
1 El “Acuerdo de Facilidades Extendidas” AFE (SAF en inglés) “fue creado para ayudar a los países que experimentan graves problemas de balanza de pagos debido a deficiencias estructurales o a un lento crecimiento; respaldan programas integrales que contemplan las políticas necesarias para corregir desequilibrios estructurales durante un período prolongado" de la Pagina del FMI.
2 El Déficit Fiscal Total (DFT) es la sumatoria de los Déficits: Financiero de la Tesorería Nacional, el de las Jurisdicciones sub Nacionales y el “Cuasifiscal” del Banco Central de la República Argentina.
3 Integran la Cuenta Corriente de la Balanza de Pagos las denominadas: Balanza Comercial (BC) registración de las exportaciones e importaciones de bienes; Balanza de Servicios (BS) saldos entre ingresos y egresos monetarios generados por seguros, fletes, turismo, aplicaciones informáticas y otros; Balanza de Transferencias Unilaterales (BTU) remesas, donaciones o ayudas monetarias a no residentes y Balanza de Rentas (BR) que recoge todos los ingresos y egresos generados por los factores productivos nacionales en el exterior, o de sus titulares no residentes en el país.
4 Si hubiese un importante ingreso de capital (como Inversión Extranjera Directa, en cualquiera de sus formatos), la Balanza Comercial tendería a neutra o negativa, pero dada la tasa de inflación subyacente que se expresa bajo los supuestos señalados (monetización del Déficit Fiscal Total), ello sería de nula o mínima probabilidad de ocurrencia.
5 “Ni chicha ni limonada”, es una expresión popular que indica algo sin sabor o a alguien que no se define en ningún tipo de grupo.
6 “Su final está cantado”, refiere a la imposibilidad de modificar una situación, en especial su desenlace.
7 Complementariamente, la disminución del costo de la energía ubicará al productor en un nivel de rentabilidad similar a la que obtenía sin la aplicación de los Derechos de Exportación.
8 La posibilidad de un Bono del Tesoro Nacional a Largo Plazo le da sustento a la denominación, “Ahorro
Forzoso”, de la propuesta
*Artículo publicado en BAE el 12 de diciembre de 2021